Incluido hasta 1978 entre las razas de utilidad, el Dogo argentino a partir de aquella fecha, ha sido incorporado a las razas de rastro porque, además de ser un óptimo perro de guardería, también es empleado en su país de origen, para Ia caza del puma, del pecari y del jabalí. Por su extrema ferocidad, y no solo con los animales que caza sino, también con sus semejantes -hasta el punto que en algunos países se le hace combatir en espectáculos de lucha- no es ciertamente un perro fácil de tener en casa, incluso, porque necesita mucho espacio.